Comerse las uñas no es bueno.
Tendemos a pensar que ese vicio tan común es es únicamente perjudicial para nuestras manos, dedos o padrastros. Es decir, una cuestión puramente estética (y dolorosa).
Sin embargo, comerse las uñas va mucho más allá. Ese mal hábito puede incluso afectar a nuestra salud, sobre todo nuestra salud bucal.
Modernos las uñas durante mucho tiempo y de manera compulsiva, puede acarrear un deterioro notable de los incisivos. El mordisqueo continuo puede llegar a erosionar el esmalte de los dientes mediante microtraumatismos. En algunos casos, incluso es posible que se ocasionen astillados y fracturas en las piezas.
Otro de los riesgos más notables para nuestra boca, son las infecciones. Las uñas pueden ser la puerta de entrada para tu cuerpo de determinadas bacterias que pueden afectar a tu organismo. Debajo de las uñas puede haber cientos de bacterias que encuentran en la boca su puerta de entrada.
Al comernos las uñas, otra parte de nuestro cuerpo que también sufre es la mandíbula. El mordisqueo puede pasar factura en nuestra articulación temporomandibular llegando incluso a provocar dificultad y dolor para masticar los alimentos. De hecho, estudios recientes sostienen que existe una relación entre morderse las uñas y afecciones de la mandíbula.
Por último, debemos tener en cuenta la posible halitosis que podemos sufrir al modernos las uñas. El traspaso de bacterias desde la zona subungueal a la boca con la presencia de determinadas bacterias puede contribuir al desarrollo de halitosis. Sobre todo si se ha generado una infección.
Somos conscientes de que, al igual que otros vicios más perniciosos como el tabaco o el alcohol, morderse las uñas es un hábito difícil de eliminar.
Sin embargo, después de leer todos los inconvenientes que puede acarrearos, esperamos haber acabado de convenceros.